por Jesús González del Campo, socio del TR Register España.
El viernes, 20 de septiembre, llegó la fecha señalada y añorada por todos los que tenemos ilusión y ganas de disfrutar de nuestros Triumph.
Los pronósticos meteorológicos eran terribles, pero aun así las ganas podían y estos no causaron bajas de última hora. Al final, las previsiones fallaron en las 9 noches de la duración total del meeting, y el tiempo se apiadó de nosotros lloviendo solo por la noche o en horas de cena, con lo cual pudimos ir descapotados prácticamente todo el tiempo, muy de agradecer para poder disfrutar de los maravillosos paisajes que recorrimos en su integridad.
Llegamos a Pamplona de casi todas las partes de Europa, puntualmente y desde los sitios más remotos, unos aprovecharon las cercanas conexiones con ferris, otros mandaron los coches en contenedores marítimos y los demás en ruta, destacando un grupo de noruegos que llegaron, unos desde Oslo y otro desde el norte de Noruega, perfectamente pertrechados y con sus coches decorados para esta ocasión con unas pegatinas alegóricas de su país y del nuestro. Por fortuna no hubo incidentes graves más allá de averías típicas y reparables en ninguno de los coches los coches, (lo cual demuestra la robustez de nuestros TR), y todos llegaron luciendo las mejores galas para este evento.
Como éramos tantos y no había hoteles en Pamplona que pudieran alojarnos juntos y a nuestros coches en sitio seguro, tuvieron que repartirnos en tres hoteles: Alma Pamplona, Zenit y castillo de Gorraiz, siendo el principal, y centro de las posteriores reuniones este último. Nada más llegar, la organización nos instaló un GPS para podernos localizar en todo momento, y además nos entregaron unos detallados rutómetros con todo tipo de datos y explicaciones para que cualquiera lo pudiera entender. Entre los típicos regalos de bienvenida, no faltaron unas bonitas chapelas que causaron furor entre los extranjeros y sobre todos entre las mujeres, pues fueron muy prácticas para posteriormente ir descapotados.
El meeting comenzó formalmente a las 20,30 con una cena cóctel celebrada en los salones del castillo donde se nos agasajó con una cena bufet y el baile del tradicional Aurresku de honor.
El sábado 21, por fin, sacamos los coches a la carretera en dirección al precioso pueblo de Olite, donde tuvimos una visita guiada de su Palacio Real-Castillo, nada que ver con los típicos y austeros del resto de España y espectacular por sus vistas y buen estado de conservación en general.
Quiero destacar desde este momento que la organización tenía unos estrictos horarios para que nadie se hiciera el remolón, pero la sorpresa fue que desde el minuto “0” del desayuno todo el mundo llegaba con mucha más antelación de la prevista y los coches empezaban a salir en grupos según fueran conocidos de sus países o de otras relaciones, con lo cual en ningún momento de los 9 días hubo congestión de tráfico. Parecía que había una carrera de madrugadores para llegar pronto de vuelta a los hoteles. En esto se notó que en estos países se madruga más y anochece antes, con lo cual tenían su jet lag particular. Esto en principio deslució un poco la impresionante vista de los 113 TRs juntos con su diferente colorido, (era difícil repetir color, aunque dominaran los verdes y rojos, cada uno tenía su diferente tonalidad, lo cual dio chance a los expertos para mostrar sus conocimientos del nombre original de los colores). La parte buena de no ir todos juntos fue que a pesar de tener todos los permisos correspondientes no organizamos ningún atasco y no aparecieron la Guardia Civil de Trafico o la Policía Foral.
Casi todos los miembros del grupo español posando en el puerto de Urbasa
Después de visitar Olite regresamos a Pamplona cruzando el impresionante puerto de Urbasa y por la noche tuvimos libertad para disfrutar de la merecida fama de las barras de tapas de sus bares.
El domingo 22 llego la primera prueba de fuego para nuestros coches, espaldas y cuellos…, se nota que no vamos al gimnasio a fortalecer la musculatura para tomar tantas curvas y a tanta velocidad!!!, la ruta era estupenda, y además el día estaba muy gris y fresco. Nos dirigíamos a los Pirineos atravesando el valle de Irati, famoso por ser el más grande hayedo de Europa, el cual por desgracia no tuvimos tiempo de recorrer. La carretera estaba desierta con lo cual podíamos exigir de lo lindo a nuestros coches y tomar las curvas de más de 270 grados en algunos casos retorciendo el duro chasis de nuestros coches, y por el paso de Larrau llegamos atravesando diferentes puertos de montaña al de la Pierre de St Martin en Francia donde recorrimos unos cuantos kilómetros de los famosos “col” del Tour de Francia.
Irati
Larrau
La organización había previsto una parada en el parking desierto de la pequeña estación de esquí donde degustamos el pícnic que nos dieron al salir, y como estábamos metidos en un mini valle, las fotografías del grupo eran fáciles desde la parte alta y también con un dron que llevaba la organización con su equipo fotográfico; lástima que las prisas de los madrugadores impidieran hacer una foto del total de los asistentes, pero bueno alrededor de 80 sí que coincidimos para una bonita foto aérea del grupo.
Seguimos pasando puertos y de vuelta a Pamplona por el valle del Roncal y el embalse de Yesa, total 278 km., para tipos duros y disfrutando de muy bonitos paisajes llenos de fauna silvestre y ganadería que nos hacían sortear con paciencia y disfrutando de unos animales no estabulados que pensarían: menudo lío hay hoy que no nos dejan pastar a gusto.
Una vez llegados a Pamplona y después de un breve descanso nos dirigimos de nuevo al castillo de Gorraiz donde todos juntos disfrutamos de una magnífica cena amenizada por un mago que tenía una labor complicada al ser el inglés el idioma oficial. Se entregaron los típicos trofeos al club más numeroso, al participante llegado desde el lugar más lejano, etc., y se presentaron algunos de los vídeos grabados en esos días. Hay que dejar constancia una vez más de nuestro equipo directivo que sacrificó muchas de las cosas que los demás disfrutaron para hacer labores a veces ingratas e incluso peligrosas como recoger las flechas que en cada posible desvío nos indicaban el camino y que junto con el rutómetro hacían imposible perderse.
Mi impresión de estos tres días de concentración del meeting fue muy positiva por la gran labor del Club TR Register España y de Classics on the Road, la calidad de los hoteles y de la comida los días que estaba incluida; los que no fueron ese fin de semana desde España se perdieron una imagen que será difícil repetir hasta dentro de 10 años, y que según me han dicho por diversos sitios es la mayor concentración de clásicos mono-marca habida en España.
LA EXTENSIÓN
Pero lo bueno estaba aún por llegar, los que tuvimos la suerte de poder hacer la extensión, bien por ser más mayores que nuestros coches o por haber guardado días de vacaciones para este evento nos encontramos con la mejor semana de vacaciones de mucho tiempo, que nos quitó años de encima y nos hizo ver por qué los Triumph además de una leyenda son una gozada de conducir. Quiero añadir aquí personalmente que mi mujer, bastante reacia a mi coche y a estas salidas, terminó reconociendo que le había gustado mucho y que volveríamos el año siguiente a Gales!!, creo que esto es el mejor termómetro del ambiente vivido en los seis siguientes días, bien por la suerte de haber coincidido con los valientes canarios, o por otras personas de diferentes países con los que hicimos amistad; ya es difícil que en un grupo de unos 70 coches y 140 personas, como el que éramos, no se viera una mala cara ni un solo reproche durante los 7 días de la extensión.
Empezamos el lunes 23 de septiembre por salir en dirección a La Rioja después de atravesar por bonitas carreteras donde la vista cada vez era más amplia entre los valles; llegamos a la bodega de CVNE, estupendo edificio e instalaciones donde inicialmente nos dieron un espectacular almuerzo regado con cantidades ingentes de Mágnum de Viña Real Oro; imposible contenerse a pesar de tener que conducir después, pero fue tal la cantidad y calidad de los manjares que empapaban todo lo que nos pudimos beber. Con buen criterio habían dejado la visita a la bodega para después, con lo que bajamos el grado alcohólico a niveles óptimos después de recorrer las diferentes salas de elaboración, embotellado y almacenaje de los famosos vinos de esta bodega, como los Imperial y los Continos. Para el final nos metieron en la espectacular sala de barricas que, además de su contenido, posee una arquitectura en círculo que la hace todavía más hermosa.
Fotos de grupo y dirección al Parador de Santo Domingo de la Calzada, pues no cabíamos todos en uno, este enclave del camino de Santiago que ya merecía por si solo una visita. Ese día realizamos unos 150 km. con los coches mucho más tranquilos que el día anterior.
Al día siguiente, martes 24, nos tocó ruta de enlace, siguiendo el camino de Santiago hasta Carrión de los Condes, donde comimos en un antiguo monasterio para después ir a la cercana villa romana de la Olmeda, cerca de Saldaña.
Quiero hacer especial hincapié en este lugar el cual,por mi proximidad a mi ciudad, he visitado a lo largo de los años unas 10 veces, y más las que repetiré. A veces viajamos fuera de España y hacemos una larga excursión para ver un mosaico romano de un león y nos lo ponen como una maravilla única por su estupenda conservación; pues bien, no hay que ir tan lejos, en este raro lugar en medio de un páramo a veces inhóspito tenemos una villa de más de 5.000 m2 totalmente protegida en la actualidad por una superestructura metálica y con pasadizos elevados para poder disfrutar y ver lo que allí hay y tan bien conservado, y todo ello gracias a un agricultor sencillo pero con sentimientos que cuando dejó de arar sus terrenos con los viejos métodos que apenas llegaban a los 40 cm de profundidad y metió un tractor potente notó como se atascaba y aparecían vestigios raros. Pues bien, este hombre en vez de lamentarse por perder unas hectáreas de cultivo, personalmente empezó a excavar manualmente el solo y descubrió mosaicos gigantes, así como los restos impresionantes de una gran villa romana. Al principio (tuve la suerte de conocerle y que me lo enseñara con gran pasión) fue él con sus propios medios el que fue descubriendo metros tras metro, hasta que al ver la magnitud y que nunca se acababa se lo cedió a la diputación de Palencia la cual llevó a cabo las siguientes excavaciones y por último levantó la estructura que las cobijará del clima reinante en esa zona. Os animo a ir a conocerlo, no hace falta ir a Italia, Túnez o Turquía para encontrar tan grandiosidad.
Continuamos después el viaje hasta Cervera de Pisuerga donde una vez atravesada llegamos al parador de Fuentes Carrionas, inmejorables vistas, oír la berrea de los innumerables ciervos y ver por desgracia en este momento los tres embalses que se empalman en una situación lamentable por la falta de agua.
Pero eso sí, como ese día no había habido bodega y el sol y la estupenda terraza con sus vistas alentabana sentarte al aire libre y los siempre avanzados nórdicos y suizos ya habían tomado posiciones degustando cerveza, vino y por supuesto unos estupendos gin-tonic que dejaron sin existencias al bar del parador, pues nunca habían visto semejante forma de consumir, pasamos un par de horas disfrutando del paisaje en un agradable ambiente.
Como anécdota, en la cena la organización había previsto, como en las anteriores, mesas grandes con banderitas de cada país para que se sentaran juntos, pero el coordinador internacional inglés dijo que fuera las banderas y a juntarnos todos según quisiéramos; buena intención, pero como pasa casi siempre en cualquier banquete la gente se sienta con sus amigos, aunque alguno sí que se mezcló.
Ese día se hicieronmás de 300 Km, pero algunos de ellos por autopista para descansar lo que nos esperaba para los días siguientes….
El miércoles 25 abandonamos el norte de Palencia para entrar en Cantabria, y todo ello después de recorrer la ruta de los pantanos, que siempre es espectacular, pero este año por la falta de agua se quedó en bonita, y entramos en el valle de Liébana, donde fuimos recibidos en su pueblo con un chocolate y con sus famosos sobados y queixadas antes de llegar a Potes donde nos habían preparado en una explanada cubierta un parking donde dejar los coches.
En ese lugar cada uno podía hacer la comida por su cuenta, ir a Fuente De y coger el teleférico y observar los Picos de Europa o ir al restaurante del Hotel del Oso, al cual recomendamos ir, por estar en medio del camino, al grupo suizo, que fue uno de los que más se mimetizaron con nosotros y aceptaban gustosamente todas las recomendaciones, a tomar el famoso cocido lebaniego o el montañés, este último es con alubias en vez de garbanzos y es francamente agradable.
No quiero pasar de este punto sin dejar de hablar de los coches “escoba”, dos en los primeros días, y uno en la extensión. Benito y su equipo, del almacén de recambios y taller sito en Barcelona especializado en clásicos ingleses,“Cars by Simon”, han realizado una espléndida labor mucho más allá de su cometido que era simplemente hacer las pequeñas reparaciones que pueden surgir en 2.500 Km de ruta más los de llegada desde el origen; no paraba de trabajar en cada parada, atendía las pequeñas cosas, pero también las grandes, repararon un TR4 que se salió por un terraplén en el que por suerte había bastantes arbustos que detuvieron su caída de más de 40 metros; en una noche recibieron las piezas rotas que evidentemente no llevaban preparadas: columna de dirección eje delantero etc., y consiguieron que los propietarios, un matrimonio británico de avanzada edad, pudiera continuar con nosotros, y todas las tardes noches tenían cola de “clientes” que les dejaban los coches para que se les pusieran a punto, era un espectáculo verle como si fuera un equilibrista con la cabeza encima de los pedales y el dorso encima del asiento del conductor para reparar cualquier cosa. Como anécdota, lo adelanto ahora, el día de las despedidas recibieron un caluroso homenaje con todo el mundo de pie aplaudiendo largos minutos y la señora del accidente dándoles besos y abrazos. Ese ha sido el espíritu de la concentración.
Después de este inciso y abandonando Potes por el impresionante desfiladero de la Hermida y atravesando más puertos y más curvas llegamos al mar Cantábrico a la altura de San Vicente de la Barquera, dejando a un lado el parque natural de las Dunas de Oyambre y tomando la autovía hasta llegar a Puente Viesgo, más de 250 Km., y cenamos en el hotel balneario que es donde nos hospedamos todos. Los más resistentes siguieron tomando copas en el estupendo bar del hotel.
El día 26, jueves, salimos en dirección a Santillana del Mar, pero la sorpresa fue la ruta, la cual ni siquiera un grupo de santanderinos que se unió a nosotros, uno de ellos miembro del club, conocía.
En Santillana nos dejaron aparcar en la plaza del ayuntamiento en un día soleado donde se pudieron obtener buenas fotografías del grupo de nuestros coches, después una visita guiada y comida en el parador y vuelta al hotel, día cómodo de conducir con unos 85 km., cena libre donde volvimos a coincidir con el grupo suizo en un estupendo restaurante a escasos metros del hotel.
El viernes, 27 de septiembre, tocó uno de los más bonitos días por espectaculares carreteras sin nada de tráfico y que los extranjeros, incluido suizos, manifestaron no haber conocido nunca algo parecido, puertos de montaña como serpientes enroscadas con barrancos que proporcionaban vistas espectaculares, carretera en buen estado y con un sol que hacía ver a muchos kilómetrosde distancia; espectaculares el puerto de Lunada y su bajada por la vertiente marítima así como el del caracol a continuación; lo recomiendo a todo aquel que quiera disfrutar de nuestros coches retorcidos en las curvas con la rueda delantera y la inversa trasera marcando ángulos propios de un fórmula 1, insisto, todos coincidimos que fue el mejor trayecto del meeting.
Como colofón llegamos al palacio de Soñanes, hoy reconvertido en lujoso hotel, que además de su belleza externa y de las casas colindantes llenas de flores al estilo de Baviera, nos sirvieron una estupenda comida en un anexo posterior en el jardínen la cual, increíblemente, cada uno pedía la carne a su gusto en cuanto al punto, ¡¡¡y efectivamente y sin preguntar nos las pusieron a todos tal cual habíamos pedido y caliente!!!
Estupendas fotos en semejante sitio y vuelta al hotel después de unos 120 km.
Previamente a la cena hubo un cóctel en una carpa anexa donde se hicieron las despedidas, y posteriormente una cena en los salones del hotel.
El sábado 28 y ya sin horario cada uno salió a su hora, quizás un poco más tarde pues la sobremesa y las copas de despedida duraron más de lo habitual, unos tenían todavía 3 días de conducción hasta Noruega o Suecia, otros a Bilbao o Santander a coger el ferri dirección al Reino Unido e Irlanda, y otros a Irún a tomar las autopistas para volver a Francia, Holanda, Alemania, Dinamarca y Suiza. Nuestros compañeros canarios se quedaron algún día más hasta que metieron de nuevo sus coches en los contenedores rumbo a Tenerife y nosotros, los más cercanos, en poco más de dos horas estábamosen casa por la autovía.
Y esto ha sido el meeting, un disfrute ver 113 TR juntos, muchos TR3, a pesar de sus dificultades de cierre, bastantes TR4 de todos sus tipos y varios TR5, en este caso versión europea, y también bastantes TR6, algúnTR7 y dos raros TR8, uno de ellos con volante a la derecha, rara avis pues fue uno de los de pruebas antes de fabricarlos para los Estados Unidos.
Resumiendo, ante todo buena organización, un gran trabajo por parte de la directiva del Club, que se sacrificó para que la mayoría pudiéramos disfrutar y acertó eligiendo para la logística a la empresa Classics on the Road, que ha demostrando tener una gran capacidad para el manejo de grandes de grupos de coches y la planificación de rutas, muy bien organizadas estas, con alternancia de días duros y largos con otros cortos y cómodos; la gastronomía, y los buenos hoteles de cuatro estrellas han sido el mejor complemento a unos excelentes días de vacaciones.
Hace unos días me apunté al European TR Meeting de Gales – Coventry de 2020, ya lo había hecho en persona en Puente Viesgo y por escrito ante el coordinador internacional inglés; en el que estoy seguro que reinará el espíritu de compañerismo y solidaridad entre los miembros del este gran Club TR Register Europa en el que nos une fundamentalmente la pasión por conducir nuestros antiguos y no viejos coches.
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Adjunto las rutas efectuadas y por tramos, no por días para el que se anime, merecen la pena la mayor parte de ellas: